Durante unos estudios de Diseño de Moda en el Instituto Europeo di Design de Madrid, Rus Tapia soñaba con Surita Studio. Antes habían existido otras empresas, otros empleos, pero unas líneas rojas: la responsabilidad tenía que estar por encima de su (de cualquier) proyecto, sin falsa sostenibilidad. En el cumplimiento de tal propósito, se antojaban claves y básicos los materiales naturales, orgánicos y certificados, incluso en un lugar donde algunos pensarán que no se presta mucha atención como los botones.
El tiempo pasa rápido, las modas también, pero sus piezas no concuerdan con este espíritu, igual que no lo hacen ni su trabajo ni el de las personas que están detrás de cada puntada. Todo aquí es tan digno y real como sus tejidos -certificados-, diseñado para una “mujer romántica, delicada y soñadora, pero fuerte y segura de sí misma. Una mujer elegante y sofisticada a la que no le da miedo arriesgar de vez en cuando y diferenciarse del resto, que se lo pasa bien jugando con su armario”.
En este reto que es el vestir, hay camisas, vestidos y pantalones contemporáneos, de líneas limpias aptas para permanecer durante muchos años con una vigencia extraordinaria. Es tiempo de cambiar, y de este nuevo reto cultural forma parte esta marca que devuelve el poder y la dignidad al armario, listo para acoger colecciones que se fabrican en ediciones muy limitadas, con poca producción, pensadas para personas que invierten más y compran menos. Un orgullo.
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