Nacido en Argelia y artífice de “Le Smoking” allá por los años 60, Yves Saint Laurent supo abanderar un concepto de diseño, un estilo, tan atemporal como exitoso. Hoy, 16 años después de su fallecimiento, sigue en boca de todos, recordado en todo momento por vestir a la mujer en claves históricamente masculinas. Una auténtica revolución para la época este cambio de aires que influyó descaradamente en la moda de los 70, 80, 90… hasta el mismísimo presente.
Siempre rodeado de sus amigas más cercanas y musas, Loulou de la Falaise y Betty Cattroux, logró elevar las verdaderas necesidades de la mujer de la época hacia la más alta costura con diseños que se proclamaron líderes de una revolución hacia el empoderamiento femenino. Hoy, con Anthony Vaccarello al mando de la dirección creativa de la firma, la reminiscencia de la influencia de Yves se reimagina a través, no sólo de claves, sino de arquitecturas completas, patrones e imágenes que reposan en el imaginario colectivo.
Gafas de pasta gruesa como las que solía llevar, grandes brazaletes a la muñeca y una amplia selección de smokings en los que la feminidad y la masculinidad convergen al máximo. Una oda a la moda genderless que, como en cada etapa de cierta incertidumbre global, responde correctamente a las tendencias de un consumo que se inclina hacia lo funcional, elegante y silencioso.
Si algo podemos sacar en claro de toda esta situación es que el auge del traje femenino sigue entre nosotras… y que en estos meses de otoño despunta especialmente. Ya lo hemos visto fuera de las pasarelas y en nuestras celebrities favoritas, y no hay mayor señal de éxito que esto.
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